Desde mediados del XIX en Gipuzkoa existía reglamentación sobre los niños abandonados y Juntas dependientes de la Diputación en los partidos judiciales, a pesar de lo cual, la mortalidad de estos niños era muy alta. Por ello, en 1900 la Diputación creó una comisión para estudiar la situación de los niños abandonados. Dicha comisión propuso la construcción de una casa en la que atender a los expósitos. Para su ubicación se eligió Fraisoro, en Zizurkil, por las buenas condiciones higiénicas que ofrecía, así como por la abundancia de leche y aparatos de esterilización y maternalización de la leche. El primer médico responsable fue José Joaquín Albea, el médico de Billabona, que trabajó en la casa cuna de modo desinteresado.